Juego de palabras que consiste en modificar el significado de una palabra o frase agrupando de distinto modo sus sílabas.
El calambur más famoso de la historia de la lengua castellana se atribuye a Quevedo que llamó «coja» a la Reina Mariana de Austria, segunda esposa de Felipe IV e hija de Fernando III de Alemania, sin que se ofendiera. Lo consiguió presentándose ante la Reina con una flor en cada mano y el siguiente calambur:
Entre el clavel blanco y la rosa roja, su majestad escoja
(Entre el clavel blanco y la rosa roja, su majestad es coja)
La mujer del quesero, ¿qué será? y la casa del quesero, ¿qué sería? / La mujer
del quesero, quesera y la casa del quesero, quesería
Entreno en coche deportivo / En tren o en coche deportivo
Dicen que su padre es conde / Dicen que su padre esconde
Yo lo coloco y ella lo quita / Yo loco, loco y ella loquita
Si yo lo quito, ella lo caza / Si yo loquito, ella locaza
Mi madre estaba riendo / Mi madre está barriendo
Una tarde serena, tenaz / Un atardecer en Atenas
¡Ave!, César de Roma / A veces arde Roma
Entrever desaires / Entre verdes aires
Ser vil, letal, impía / Servilleta limpia
Di amante falso / Diamante falso
¡Vaya semanita! / ¡váyase manita!
Ató dos palos / A todos palos
No sea burra / No se aburra
María es pía / María espía
De rechazo / Derechazo
Si yo viera / Si lloviera
Echa té / Échate
Cuando el 31 de julio de 1556 falleció San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, los jesuitas crearon el siguiente calambur: Murió Y gnacio / Murió y nació.
Félix María de Samaniego. La lechera.
El dulce lamentar de dos pastores / el dulce lamen tarde dos pastores
(Garcilaso de la Vega, Égloga)
Rubén Darío ejecuta un calambur en su obra «Versos de año nuevo» (1910) con la palabra «Shopenhauers» (plural del apellido del filósofo alemán) y «chop en Auer's» (el vaso de sifón de cerveza en el bar bonaerense «Auer's» de finales del siglo XIX):
Kants y Nietzsches y Shopenhauers
ebrios de cerveza y de azur
iban, gracias al calembour
a tomar su chop en Auer's.
... salí sin ser notada, (...) / a oscuras y en celada.
... salí sin ser notada, (...) / a oscuras y encelada.
San Juan de la Cruz. (Fragmento de «La noche oscura»).
Con dados ganan condados. (Góngora)
A este Lopico lo pico yo. (Góngora)
(«Lopico» es Lope de Vega)
«¿Conque dice que es conde? Querrá decir que esconde algo...»
(Benito Pérez Galdós, El caballero encantado)
Un calambur múltiple de nuestro amigo Fabio Cohene que juega con gran maestría con las tildes, «eses», «ces», «zetas» y «haches»:
Asesinada
¡A Ceci nada!
A cecina, da
As es y nada
¡Haz hez y nada!
Ase, sí, nada
Asé, sí, nada
Ase sin hada
Asé sin hada
Ase sin Ada
Asé sin Ada
Hace, sí, nada
Hace sin hada
Hace sin Ada
Ases y nada
Haces y nada
Asesina da
El siguiente calambur léase con acento andaluz:
Tienes un ojo verde y otro «a zu lao» / tienes un ojo verde y otro «azulao»
Y mi voz que madura
y mi voz quemadura
y mi bosque madura
y mi voz quema dura.
Xavier Villaurrutia (1903-1950)
Fragmento de «Nocturno en que nada se oye»
Hilos cruzados ayudaron al rey / Y los cruzados ayudaron al rey
(Mercedes de los Santos)
Darío Lencini es el autor de este extenso calambur:
El mar y no tu telar. El mar y no el ejido, el mar y no su eco. Su cumbia y no su fría razón ando buscando. Su eco sensual malográndose oí. Oí el mar y no su cítara. Oh, Dios, ¿si con su sal forja cien aguas el mar y no tu telar, se asea la mariposa encubierta? / El marino tutelar. El marino elegido, el marino sueco. Sucumbía y no sufría razonando. Buscan dos huecos en su alma logran doce, oh. Y hoy el marino sucitará odios, ¿si con sus alforjas y enaguas el marino tutelar se hace a la mar y posa en cubierta?
(Francisco de Isla)
Nuestros Calambures (Francisco J. Briz Hidalgo):
Una dama salada / un hada más alada / una da más al hada / una dama, ¡sal hada!
Ayuna los viernes, por supuesto/ hay una los viernes por su puesto
Compro bar cochino / Comprobar cochino / Compro barco chino
María no compró la más cara / Mariano compró la máscara
Están para dos / Estampar a dos / Están parados
Ve, integrados / ve integra dos / Veinte grados
Rosario ya pagó la luz / Rosa rio y apagó la luz
Isabel legará su casa / Y sabe llegar a su casa
Temo, Rosa, su gestión / Temorosa sugestión
Tiene un ver anómalo / tiene un verano malo
Pensé: ¡qué memoria! / ¡pensé que me moría!
Está sequita la ropa / ésta se quita la ropa
útiles de jardinero / útil es dejar dinero
María no estudia / Mariano, ¡es tu día!
Se lo di, señorita / Se lo diseñó Rita
Elena no es tu día / el enano estudia
Ven, dame la mano / Véndame la mano / véndamela, mano
¿Sabes depilar? / ¿Sabes de Pilar?
Con desayuno / condes hay uno / condesa y uno
Yo me ofrezco / yo meo fresco
Comí acedías / comí hace días
El condenado / el conde nadó
Dos parados / dos para dos
Lo vio lento / lo violentó
En dos copio / endoscopio
Salchichón/ ¡sal chichón!
Buen agente / buena gente
¡Vestiros! / ¿Ves tiros?
¡So!, playa / ¡sopla ya!
Serenata / seré nata
Es su eco / es sueco
Toma té / tomate
El calambur es frecuente en las adivinanzas:
Blanca por dentro, verde por fuera, si quieres que te lo diga, espera (La pera)
Oro parece, plata no es (El plátano)
Dicen que son de dos, pero sólo son de una (Los dedos)
No pienses en otras cosas, que las tienes en el mar, o las ves llegar furiosas, o las ves mansas llegar (Las olas)
¿Os lo creeréis si os lo digo que ésta es su capital ? Pero no es ésta, os lo digo, sino ruega y lo sabrás (Oslo y Noruega)
Y lo es, y lo es y no me lo adivinas en un mes (El hilo)
Te la digo, te la digo, te la vuelvo a repetir; te la digo veinte veces y no la sabes decir (La tela)
Ya ves, ya ves, tan claro que es. No me la adivines de aquí a un mes (Las llaves)
Escriba, escriba y comprobará que mi nombre se lo he dicho ya (La criba)
Redondo, redondo, fila por fila; quien sepa leer, mi nombre escriba (La criba)
Yo, yo me subo, yo, yo me bajo; si lo adivinas eres muy majo (El yoyó)
Vivo en el mar sin ser pez y soy siempre juguetón; nunca me baño en el Rhin, pues soy el mismo del fin (El delfín)
En un puerto hay tres barcos, uno es un crucero, otro un trasatlántico y el otro ya te lo he dicho (El yate)
«Sí mona, así te quiero», un galán aseguraba y a su dama así le daba, astuto, su nombre entero (Simona)
¡Escapa, escapa! que esto que te digo, aunque no te obligo,
te abriga y te tapa (La capa)
Míralo del derecho y del revés, viene y va; va y viene. Si taba no es. ¿Qué será? (El tábano)
Yo tengo un ángulo recto y tres lados que me abarcan. Aunque no quieras creerlo, mi nombre completo es cuadra (La escuadra)
Es puma, no es animal; flota y vuela... ¿qué será? (La espuma)
Esto que estoy diciendo, es lo que yo te pregunto y serás un gran borrico si no lo dices al punto (El estoque)
Lana sube, lana baja, sabrás qué es si cambias la be (La navaja)
Calambures con nombres propios: