 
Los abecegramas son frases cuyas palabras se disponen en orden alfabético. Es decir, la primera palabra de la frase comienza con A, la segunda con B, la tercera con C y así sucesivamente hasta la última palabra que comenzará por Z.
«Anoche brillaron cerca, chispeantes, dos estrellas fugaces; gravitaban hermosas iluminando juntas kilométricos lugares; llevaban mágicos negros ñublos; originaban planetas que relucían surcando tenues universos,... vertiendo wolframio, xenón y zafiros».
Francisco Briz Hidalgo, Juegos de palabras.
A babor cayó despacio el famoso galeón hasta intuir jalones kuwaitís, lejanas montañas nacientes, «¡ñames orientales!», proclamó, quizás rabioso, sentándose, Teodoro (un vallisoletano wambeño xenófobo y zascandil).
Tintxo Cariñena Lezaun
Algunos boludos cuando desean escribir frases geniales, hilvanan idioteces, juntando kilométricas letras, mas nacen ñoñeces o pelotudeces que realmente sólo tienen un vaho wagneriano, xenófobo y zalamero.
Francisco Briz Hidalgo, Juegos de palabras.
En la literatura española de los siglos XVI y XVII fueron utilizados por Cervantes y Lope de Vega con la denominación de «abecé».
En el Quijote se explican con un abecé las cualidades que debe tener un enamorado:
 (...) vive con contento y satisfación de que, ya que caíste en el lazo amoroso, 
es el que te aprieta de valor y de estima, y que no solo tiene las cuatro eses* 
que dicen que han de tener los buenos enamorados, sino todo un abecé entero: si 
no, escúchame, y verás como te le digo de coro. Él es, según yo veo y a mí me parece, agradecido, bueno, caballero, dadivoso, enamorado, firme, gallardo, honrado, ilustre, leal, mozo, noble, honesto, principal, quantioso, rico y las eses que dicen, y luego, tácito, verdadero. La x no le cuadra, porque es letra áspera; la y ya está dicha; la z, zelador de tu honra.
(...) vive con contento y satisfación de que, ya que caíste en el lazo amoroso, 
es el que te aprieta de valor y de estima, y que no solo tiene las cuatro eses* 
que dicen que han de tener los buenos enamorados, sino todo un abecé entero: si 
no, escúchame, y verás como te le digo de coro. Él es, según yo veo y a mí me parece, agradecido, bueno, caballero, dadivoso, enamorado, firme, gallardo, honrado, ilustre, leal, mozo, noble, honesto, principal, quantioso, rico y las eses que dicen, y luego, tácito, verdadero. La x no le cuadra, porque es letra áspera; la y ya está dicha; la z, zelador de tu honra.
Rióse Camila del abecé de su doncella (...) 
* las cuatro eses son «sabio, solo, solícito y secreto».
En la escena IX del primer Acto de «Peribáñez y el Comendador de Ocaña» de Lope de Vega, Casilda y Peribáñez expresan mediante un «abecé» que se ha denominado «el abecé de los recién casados» cómo les gustaría que fuera su amor:
PERIBÁÑEZ. Casilda, mi amor merece 
satisfación de mi amor.
Ya estamos en nuestra casa, 
su dueño y mío has de ser; 
ya sabes que la mujer 
para obedecer se casa; 
que assí se lo dixo Dios
en el principio del mundo, 
que en esso estriban, me fundo, 
la paz y el bien de los dos. 
Espero amores de ti 
que has de hazer gloria mi pena.
CASILDA. ¿Qué ha de tener para buena 
una mujer?
PERIBÁÑEZ. Oye. 
CASILDA. Di. 
PERIBÁÑEZ. Amar y honrar su marido
es letra deste abecé, 
siendo buena por la B,
que es todo el bien que te pido. 
Haráte cuerda la C, 
la D dulce y entendida 
la E, y la F en la vida 
firme, fuerte y de gran fe.
La G grave, y para honrada 
la H, que con la I 
te hará illustre, si de ti 
queda mi casa ilustrada. 
Limpia serás por la L,
y por la M maestra 
de tus hijos, cual lo muestra 
quien de sus vicios se duele. 
La N te enseña un no 
a solicitudes locas;
que este no, que aprenden pocas, 
está en la N y la O. 
La P te hará pensativa, 
la Q bien quista, la R 
con tal razón, que destierre
toda locura excesiva. 
Solícita te ha de hazer 
de mi regalo la S, 
la T tal que no pudiesse 
hallarse mejor mujer.
La V te hará verdadera, 
la X buena christiana, 
letra que en la vida humana 
has de aprender la primera. 
Por la Z has de guardarte
de ser zelosa; que es cosa 
que nuestra paz amorosa 
puede, Casilda, quitarte. 
Aprende este canto llano; 
que, con aquesta cartilla,
tú serás flor de la villa, 
y yo el más noble villano.
CASILDA. Estudiaré, por servirte
las letras de esse abecé; 
pero dime si podré
otro, mi Pedro, dezirte,
si no es acaso licencia.
PERIBÁÑEZ. Antes yo me huelgo. Di;
que quiero aprender de ti. 
CASILDA. Pues escucha, y ten paciencia.
La primera letra es A, 
que altanero no has de ser; 
por la B no me has de hazer 
burla para siempre ya. 
La C te hará compañero
en mis trabajos; la D 
dadivoso, por la fe
con que regalarte espero. 
La F de fácil trato, 
la G galán para mí,
la H honesto, y la I 
sin pensamiento de ingrato. 
Por la L, liberal 
y por la M el mejor 
marido que tuvo amor,
porque es el mayor caudal. 
Por la N no serás 
necio, que es fuerte castigo; 
por la O sólo conmigo 
todas las horas tendrás.
Por la P me has de hazer obras 
de padre; porque quererme 
por la Q, será ponerme 
en la obligación que cobras. 
Por la R regalarme,
y por la S servirme, 
por la T tenerte firme, 
por la V verdad tratarme; 
por la X con abiertos 
braços imitarla ansí.
(Abrázale)
y como estamos aquí
estemos después de muertos.
PERIBÁÑEZ: Yo me ofrezco, prenda mía,
a saber este abecé
(...)