(Las frases autorreferentes anteriores, están aquí)
116.963 | No seré quien entre al trapo de la doña catalana, no porque no tenga gana o tenga miedo a un sopapo ni que al lance yo le escapo, no se me malinterprete, es que quiero al tenderete de vocablos mal usados dejarlos aquí sentados pues chirrían cual cojinete. Ejerzo de justiciero cuando el asunto lo exige y no es que mucho me fije pero resulta muy fiero observar que en un letrero se patea al diccionario actuando como sicario el autor de tal desmán y aunque no entre en mi plan yo doy fe como notario. Mi relato les reseña lo observado en un mercado de un pueblo que está enclavado en la medianía isleña y quien relata se empeña en que todo sea mejor comunicando el error al que entiende responsable por considerar probable que sea desconocedor. En el cartel se menciona, hablando de artesanía, que toda la mercancía que en el mismo se pregona la tradición no abandona y haciendo uso del verbo en un alarde superbo en el arte del lenguaje indica así en plan salvaje «Rescatada del a cerbo». ![]() Tremendo horror así expuesto me movió sin dilación a la comunicación de lo que aquí manifiesto, dirigiéndome muy presto a quien por su actividad puede tener potestad y fue al edil de mercados y de cultura que he dado cuenta de la gravedad. Ambos me dieron respuesta con el agradecimiento señalando que al momento enviarían la protesta por la gramática expuesta, mas les digo que al final tras período mensual recalé por el lugar ¿y a que no van a acertar? ¡Eso seguía tal cual! El otro gran descalabro gravedad mayor supone rayando ya al descojone, si me permite el «palabro», es que el pecho yo me abro cuando aquí, en el aeropuerto, por seguridad, es cierto, en cartel, cual filigrana, «quitensen la americana» ordenaba en plan retuerto. Tamaña falta así escrita me exigió hacer una foto intentando poner coto a tremenda palabrita y dirigí al troglodita que entendí por responsable diciéndole en modo amable que sonaba a un exabrupto que permanezca incorrupto un error tan detestable. Como yo no conocía si el error era local o si también nacional, remití lo que veía a quien su sabiduría les otorga autoridad, envié tal necedad (la copia de la blasfemia) a la Real Academia exigiendo seriedad. Gracias no hubo por escrito, más correcto y muy fecundo evitaron que así el mundo burlase al españolito y no resulte prescito ocultando bien la «ene», lo cual sin duda mantiene el fin que era perseguido, pero sin el sinsentido que a la lengua le conviene. No pude ser más escueto en el relato anterior. Es que pido ¡por favor! No se nos falte el respeto por cualquier analfabeto que con lápiz, el marrano, se considere escribano y se embarre así hasta el cuello ¡Quizás es muy fuerte el degüello! ¿Y de cortarle la mano? Espero que se me entienda el humor negro vertido. Con el respeto debido paso esta hoja de agenda, la cuenta se me encomienda: Uno, uno y seis de entrada, nueve son las centenadas, seis decenas van después finalizando con tres y esta misa está cantada. |
Roberto (Las Palmas de Gran Canaria, España) febrero 2007 ![]() |