(Sobre nombres, sobrenombres, apodos, alias y seudónimos)
Palabra o palabras (si el nombre es compuesto) que precede a los apellidos en el nombre completo de una persona. Como el nombre se impone en el momento del bautizo también se denomina «nombre de pila», en referencia a la pila bautismal.
Todo el mundo lo lleva,
todo el mundo lo tiene,
porque a todos les dan uno
en cuanto al mundo vienen.
Expresión latina que equivale a «por otro nombre» y se antepone al sobrenombre con que son conocidos algunos escritores o artistas. Por ejemplo, Domenico Theotocopuli, alias «El Greco», Miguel de Cervantes, alias «El Manco de Lepanto».
Sobrenombre aplicado a una persona, especialmente en los pueblos, que se transmite de padres a hijos.
Nombre empleado por un escritor o artista, en lugar del suyo verdadero, para ocultar su identidad. Por ejemplo «Fernán Caballero» es el seudónimo de Cecilia Böhl de Faber.
- Nombre calificativo que se añade al nombre de una persona. Por ejemplo Isabel «La Católica» es el sobrenombre de la Reina Isabel de Castilla.
- Apodo, u otro nombre, que se emplea para nombrar a una persona en lugar del suyo propio.
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Entre la plebe y los esclavos de Roma era frecuente para denominar a los hijos la simple enumeración según su orden de nacimiento. Al primero se le llamaba «Primus», al segundo «Secundus», al tercero «Tertius» y cuando el padre de familia decidía dar por finalizada su descendencia llamaba al último hijo «Firmus» que significa «me paro».
Persona que tiene el mismo nombre que otra.
Parece ser que fue en España donde surgió la costumbre de adoptar nombres compuestos. En la actualidad es en los países hispanoamericanos donde se imponen con más frecuencia nombres dobles.
Juan Carlos I es el primer monarca español con nombre compuesto y Juan Pablo I y Juan Pablo II, los primeros Papas.
Yo conocí un tal por cual,
que a cierto conde servía,
y Sotillo se decía.
Creció un poco su caudal,
salió de mísero y roto,
hizo una ausencia de un mes,
conocíle yo después,
y ya se llamava Soto.
Vino a fortuna mayor
(era su nombre de gonces)
llegó a ser rico, y entonces
se llamó Sotomayor.
Lope de Vega, «El ingrato».
Me topó un condiscípulo mío de Alcalá, que se llamaba Mata, y agora se decía, por parecerle nombre de poco ruido, Matorral.
Francisco de Quevedo
«La vida del buscón llamado Don Pablos».
Dicen que el hombre no es hombre
mientras que no oye su nombre
de labios de una mujer.
Puede ser.
Antonio Machado
Partiendo de cualquier nombre propio, masculino o femenino, ir añadiendo una letra cada vez, para transformarlo en otros nombres propios, masculinos o femeninos. Por ejemplo: Raúl (4 letras); Raúl + A = Laura (5 letras). No se admiten hipocorísticos.